Moviendose a traves del miedo, por Deborah Sandella, Ph.D.
Amma Thanasanti es una monja budista. Durante un peregrinaje en el sudeste de Asia, escalando las montañas, tiene un encuentro inesperado. Mientras dirige su mirada al cielo, un gruñido llama su atención. En ese momento, una gran forma se lanza hacia ella desde una cueva obscura. Cayendo en la espalda de Amma, el oso negro la tira al suelo y comienza a morderle la parte posterior de la cabeza. Congelada por el miedo a la muerte inminente se desmaya.
Momentos más tarde vuelve en sí dándose cuenta de que, “No hay forma de salir de esta situación,” e inmediatamente recurre a la práctica budista de “refugiarse.” El instructor de meditación, Tara Brach explica el refugio como sigue: “Al enfrentarse conscientemente al miedo con plena atención, el Buda descubre el valor – el conocimiento claro, abierto que reconoce que surge el miedo y que pasa, sin ser afectado o sin identificarse con él. Refugiándonos en la verdad de nuestro despertar puede inspirarnos en nuestro propio camino hacia el valor.”
Alineándose con la sensación de un oso que está mordiéndole la cabeza, el cuerpo de Amma se relaja y la curiosidad aparece. Espontáneamente, un sonido de om llena su mente y ella queda consumida en ese sonido. Tiene un sentimiento de gozo. En ese momento el oso salta y se aleja corriendo.
La historia de Amma es extraordinaria. Aunque la mayoría de nosotros vivimos con miedos, éstos son generalmente ordinarios: ¿Llegaré a tiempo al aeropuerto o perderé mi vuelo? ¿Me va a perdonar mi amiga después de que le hablé duramente o se acabará nuestra amistad? ¿Sobreviviré esta enfermedad?
Sea como sea, el miedo es una fuerza que toma vida y con el cual hay que lidiar. El miedo es una respuesta automática en la parte cavernícola de tu cerebro, encargada de mantenerte a salvo. Tiene sensores subconscientes que orgánicamente detectan un peligro potencial sin pensar en ello porque tomaría demasiado tiempo – y un tigre con filosos dientes podría estar al acecho. Con el aroma del peligro, suena una sirena de adrenalina, y tu cuerpo responde inmediatamente cambiando al modo de supervivencia sin pensar.
Fisiológicamente, tu cuerpo proporciona ahora las funciones necesarias para huir, luchar o esconderte de lo que te está acechando. Tu corazón late con fuerza, aparecen gotas de sudor, mientras que otras funciones corporales – como la digestión, la relajación y la alegría – quedan pendientes hasta que el peligro pase.
Ya no tenemos tigres con dientes afilados tratando de cazarnos, y sin embargo la respuesta al miedo continúa presente para conservarnos a salvo de las amenazas. El cerebro primitivo, no obstante, no discierne entre peligros que amenazan la vida, o peligros y experiencias sumamente estresantes. Por ejemplo, un desacuerdo con el jefe puede producir una sensación en el cuerpo que es interpretada por el sistema nervioso automático al mismo nivel de amenaza de que te maten físicamente o de ser aniquilado.
¿Alguna vez te encuentras manteniendo un problema o una decisión como si amenazara tu vida cuando intelectualmente sabes que no es así? Yo, sí. Al entender que en realidad no voy a morir si no elijo la solución perfecta, suspiro con alivio y me vuelvo receptiva a la guía interna y a los hechos externos.
DESATANDO LOS MIEDOS INHERENTES
Sólo hay dos miedos inherentemente presentes desde el nacimiento: el miedo a caer, un instinto para apoyar la supervivencia de nuestras especies; y el miedo a lo ruidos fuertes, que provocan una respuesta de sobresalto.
Tu sentido común inmediatamente te guia a discernir si es realmente una amenaza o una falsa alarma. Si es una falsa alarma, que es lo más común, el secreto para calamr el pánico del cuerpo es recurrir a esa parte del cerebro donde se originan el miedo y la ansiedad.
Uno puede hacer esto controlando intencionalmente la respiración. Dado que la respiración es un proceso corporal automático que también se puede regular intencionalmente, conecta los sistemas snerviosos voluntario e involuntario. Por lo tanto, puedes interrumpir el pánico y regular conscientemente el ritmo de tu respiración. Por ejemplo, podrías prolongar tu inhalación más que tu exhalación varias veces y luego hacerlo al contario. Otro ejercio es inhalar contando 1-2-3-4, retener la respiración contando 4-3-2-1, exhalar contando 1-2-3-4, y luego sostener la respiración contando 4-3-2-1. Nota como se relaja el cuerpo.
DESATORANDO LOS MIEDOS APRENDIDOS
Muchos miedos se aprenden a través de la evolución. La investigación sugiere, por ejemplo, que cargamos prejuicios hereditarios hacia las serpientes y las arañas. Al ir creciendo desararollamos miedos basados en la asociación. Por ejemplo, una instructora de esquiar se rompió un brazo al deslizarse en el hielo. Se volvió tan miedosa de caminar sobre el hielo que no pudo hacer su trabajo y empezó a aislarse de la vida.
Estas asociaciones, sin embargo, no tienen que ser permanentes. De hecho, en el año 2000, un estudiate graduado del College of William and Mary descubrió que el recuerdo emocional podía ser bioquímicamente desbloqueado al recordarlo. Es algo similar a abrir tu teléfono inteligente para mover o borrar icons. Cuando está listo, aseguras la nueva pantalla en el lugar con sólo presionar un botón. En forma parecida, la técnica de la Regeneración de Imágenes en la Memoria (RIM) usa el sistema emocional orgánico para encontrar un recuerdo que quedó atorado. Una vez que se desatora, el recuerdo emocional se regenera convirtiédose en uno afirmativo.
Cuando la instructora de esquiar incapacitada ya mencionada usó la técnia RIM para sanarse, primero sintió en su cuerpo dónde estaba localizado el miedo a caminar sobre el hielo. Su imaginación le dió forma y apareció como una bola al rojo vivo en su cadera derecha. Pidiendole a su imaginación que invocara el recurso virtual perfecto, apareció Dios. Ella y Dios juntos entraron en la bola roja y abrazaron el miedo completamente. Al permanecer en esa incomodidad el miedo atorado en su cuerpo espontáneamente se disolvió. Varios meses más tarde, ella empezó a enseñar a esquiar otra vez.
Cuando sentimos nuestros recursos internos, conocemos la verdad de que nuestro espíritu es más grandioso que cualquier experiecia humana que tengamos.
Cuando uno tiene miedo a algo, aparte de caerse o de ruidos fuertes, se puede suponer que es un miedo aprendido o asociado que se adquirió al observar a la gente a nuestro arededor o a las experiencias dolorosas propias. Por ejemplo, es común que la gente que ha tenido un divorcio doloroso tenga miedo de volver a ser herida en una relación nueva. El miedo puede presentare como conductas de sabotaje – salir con candidatos poco probables, mostrarse malhumorado y difícil cuando una relación se vuelve más seria, o no volver a salir más. En todas estas situaciones, traer recursos virtuales seguros y poderosos al recuerdo de la causa de la pena puede ser profundamente sanador.
ENFRENTANDOSE AL MIEDO CONTINUADO
En el campo de batalla, los soldados se comprometen a enfrentarse continuamente con la muerte. Se enfrentan con el fuego del enemigo y apoyan a sus compañeros durante la batalla. ¿Es posible desatorar esta clase de miedo? Aristóteles escribió acerca de esto, aunque nunca lo confirmó. El dijo que se requiere un compromiso para ser valiente que no es “no tener miedo” sino persistir en presencia del miedo.”
Recientemente guié a una madre cuyos hijos sobrevivieron el tiroteo en la escuela Parkland por medio del proceso RIM. Ella espontáneamente descubrió una multitud de sentimientos, tales como la culpabilidad de no haber podido proteger a sus hijos, enojo con otros por no protegerlos, miedo de que volviera a ocurrir y de que no tendrían una segunda oportunidad.
A medida que ella y su recurso virtual (un abuelo fallecido) sintieron la energía de cualquier sentimiento que se manifestó, lentamente y entre lágrimas desenredó una serie de sentimientos de su cuerpo. Al externalizar y expresar con seguridad los sentimientos revueltos que se arremolinaban en su cabeza, corazón y alma, su mente se aclaró. Y con la claridad comenzó a ver su plan de lo que podía hacer para ayudar a interrumpir el patrón de violencia escolar.
7 ESTRATEGIAS PARA MOVERSE A TRAVES DEL MIEDO
- Entiende el miedo y acéptalo. El miedo existe para ayudarte a estar seguro. No es ni bueno ni malo. Cuando evitas el miedo, crece, y cuando lo enfrentas, se reduce.
- Nombra el miedo. Cuando el miedo se traduce en palabras, se vuelve específico y menos abrumador. La forma más simple de la técnica RIM es respirar, sentir tus sentimientos y expresarlos como forma de vaciar de tu cuerpo la carga emocional.
- Medita y ora regularmente. La intensidad del miedo disminuye en comparación con el sentimiento de estar conectado con un Poder Superior.
- Aprende de otros que han dominado el miedo exitosamente. Cuando hablas con otros que han dominado exitosamente el miedo especifico que estás experimentando, obtienes nuevas ideas y una creencia más firme en que el dominio es posible.
- Usa el apoyo de un grupo para moverte a través del miedo. Algunos estudios indican que uno hace cosas como parte de un grupo que no haría solo. Los grupos de apoyo son un gran recurso para dominar un miedo común.
- Imagina tu vida al otro lado de este miedo. Aquello en lo que nos enfocamos expande. Continúa imaginando tu vida después de que estás más allá del miedo.
- Pide ayuda. Busca ayuda si te sientes inmobilizado por el miedo y no puedes encontrar la salida.
Deborah Santella, Ph.D., RN, es la autora del libro internacional de mayor venta, “Goodbye, Hurt & Pain” (“Adiós, Dolor y Pena”). Es una psicoterapeuta ganadora de premios, profesora universitaria, y la originadora del método innovador RIM. Ella y Jack Canfield son co-autores del programa popular de meditación “Awakening Power” (“El Poder del Despertar”). Para mayor información visita la página GoodbyeHurtandPain.com.
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Traducción: Rev. Martha Topel
Redondo Beach, CA.