¿Que Tan Amistoso Es El Universo? por Margaret Stortz
Una de las más poderosas e importantes preguntas de todos los tiempos ha sido atribuida al gran científico Albert Einstein, cuando aparentemente nos dirigió a preguntar si el universo es un lugar amistoso.
Esto genera una gran cantidad de preguntas: ¿Afirma la vida el universo o parece que actúa sin una dirección real? ¿Está a nuestro favor? ¿Nos conoce como parte de sí mismo o estamos obsesionados con encontrar una deidad cálida y vaga que se comporte como nosotros, sólo con una benevolencia sublime? ¿Cuánto tiempo hemos anhelado un Ser Divino que podamos conocer?
Quizá algunas de estas preguntas puedan permanecer siendo un enigma existencial. Después de todo, la razón no puede llevarnos a ningún lado, y son nuestros sentidos intuitivos los que con frecuencia llenan los huecos. Sin embargo, hay algunas cosas que podemos conocer.
El cosmólogo y progenitor de la Ciencia de la Mente, Dr. Ernest Holmes contestaría la pregunta de Einstein con un rotundo sí. “La voluntad de Dios va siempre a aquello que expresa vida y felicidad,” dijo. “Suponer que la voluntad de Dios podría ser opuesta al avance de nuestras vidas sería pensar del Espíritu como un ser auto destructivo.”
Continúa, “Necesitamos dejar de negar la Naturaleza del Universo. Es bueno, armonioso. Está a nuestro favor, no contra nosotros. No va a ser para nosotros mañana algo que no es para nosotros hoy.” Con tales declaraciones brillantes de fe y creencia, ¿cómo vamos a tratar con lo que a veces nos puede parecer un universo hostil?
Compartiendo la Ley de la Mente
Esta hostilidad aparente generalmente puede surgir a través de lo que conocemos de la ley universal: la acción mental que impulsa el proceso creativo por medio de la fuerza de nuestros pensamientos. Sabemos que la Presencia Universal crea en forma expansiva y que algunas formas de creación están sucediendo todo el tiempo, por lo tanto, observamos las variaciones y los cambios que acontecen en nuestra propia Tierra así como en otros cuerpos planetarios.
Nuestra creencia en la unidad con el Espíritu Universal nos informa a la vez que debido a que compartimos los instintos creativos del Ser Universal también creamos dentro de nuestros propios alcances personales. Esto no solamente afecta nuestras vidas individuales sino todo lo que tocamos, lo cual incluye la función de nuestro pequeño planeta azul favorito, la Tierra.
Una persona sabia dijo hace un tiempo que con nuestro conocimiento técnico hemos quitado la tierra del “piloto automático” y ahora ponemos muchos de sus movimientos preexistentes bajo nuestro control personal — no siempre en su beneficio.
¿Cúal es el problema de compartir nuestro uso de la Creatividad Universal? Obviamente, estamos destinados a usar la Ley de la Mente ya que Su acción funciona a través de nuestros propios pensamientos. Pero al comprender tan escasamente el poder de nuestro pensamiento, con frecuencia no sabemos lo que estamos haciendo. ¿No entendemos que la evocación del odio, la violencia y el miedo — verdaderamente formas poderosas de pensamiento — sólo pueden producir resultados llenos de odio, violencia y miedo?
Usando la Ley
Holmes tiene mucho que decir acerca de la Ley. Nos dice que la Ley de la Mente trabaja de acuerdo con sus propios principios, los cuales no puede transgredir. A los veteranos de la metafísica les gustaba usar una frase contagiosa: La Ley siempre dice “sí,” lo que implica que uno piensa y obtiene el resultado de lo que contiene en el fondo el pensamiento erróneo.
Podemos aprender como funciona esto, pero no podemos saber por qué debido a que “existe un poder y una potencialidad cuyas más altas posibilidades no puede comprender el intelecto humano.” No sólo eso, Holmes dice que “los principios universales nunca están sujetos a las personas.” Esto significa para nosotros que no importa que tan bondadosos seamos, si no sabemos como trabajar con los principios universales, podemos tropezar con el funcionamiento de la Ley. Podemos estar entre los más grandes santos en el mundo o los pecadores más depravados, y la Ley trabajará para nosotros de acuerdo con la naturaleza de nuestros pensamientos — ya sea de belleza, de fealdad, de receptividad o de rigidez.
Holmes nos enseña que “debemos aprender cómo funciona y cumplir con la forma en que funciona. Siempre es un siervo obediente. Así como el hombre siembre, así cosechará.” Tal vez sonrió cuando escribió que “no podemos sacar rosas de los cardos espinosos.”
No estoy sugiriendo que la mayoría de nosotros vivimos nuestros días con la intención de causar daño a nosotros mismos o a los demás. Algunos pueden hacerlo regular e intencionalmente, y muchos de nosotros tenemos momentos en que nuestras mentes están plagadas de pensamientos terribles pero debemos recordar que los pensamientos malos y crueles pueden provocar algunas cosas terribles no intencionadas.
Yo diría que muchos de nosotros causamos que la Ley actúe según nuestras “trasgresiones inocentes” porque si siempre dice sí, no puede contradecir el mandato del pensador, ya sea que el pensador se de cuenta o no. Se puede afirmar que, por así decirlo, cada pensamiento es una oración.
Cada pensamiento hace un impacto en la Mente Infinita, algunos más que otros porque algunos pensamientos tienen mucha más energía que los apoye. Si encontramos que nuestras vidas reflejan una serie de condiciones que ni queremos ni las esperábamos, podríamos necesitar examinar el contenido de nuestro sistema normal de pensar para ver si estamos permitiendo que una mentalidad desdichada, sin esperanza, irreflexiva ejecute nuestras actividades.
Cooperando con los Principios Universales
Los pensamientos viejos mantienen las cosas en marcha; los nuevos pensamientos interrumpen, lo cual hace que parezca difícil cambiar nuestra forma de pensar. Los patrones de pensamiento establecidos tienden a restablecerse cada vez que tienen oportunidad, y el pensar nuevo tiende a ser resistido por los patrones de pensamiento ya existentes.
Aún así debe hacerse el esfuerzo si vamos a vivir con mayor poder y autoridad. Pronto descubriremos que la única forma de triunfar en el mundo del pensamiento poderoso es cooperar con los principios universales y entender como funciona la Ley de la Mente.
Holmes nos da muchas claves para guiarnos en nuestra búsqueda. Nos recuerda que “estamos rodeados por una Posibilidad Infinita,” lo que se convierte en la ley de nuestras vidas y con lo cual debemos cooperar conscientemente para aprovechar al máximo la Presencia Infinita en la cual vivimos y nos movemos. Nos dice que la Ley “coexiste con lo Eterno” y es el aspecto impersonal de la Inteligencia Infinita. Actúa automáticamente, o sea que sólo podemos tener los resultados de los mensajes que enviamos por medio de la mente.
Podemos empezar a imaginar que condiciones aparecerán en nuestras vidas si continuamos enviando mensajes que signifiquen que no valemos nada, que somos indignos, defectuosos — sin embargo, queremos que los demás nos amen y nos valoren. Desafortunadamente esto no concuerda.
La Ley nos devolverá la forma sólo de aquello que creemos acerca de nosotros mismos, no lo que decimos que queremos.
¿Es extraño entonces que el universo parezca hostil cuando estamos consumidos por condiciones y situaciones que no queremos? Tan difícil como esto pueda parecer, Holmes nos dice que “demos la espalda completamente a la condición” y empecemos a abrazar una nueva imagen de nosotros mismos — una imagen saludable, una imagen feliz. Al rechazar las condiciones indeseables, empiezan a perder su poder sobre nosotros, al igual que una relación personal empieza a disolverse cuando ya no estamos interesados en ella y tomamos un rumbo diferente.
¿Es demasiado pedir que empecemos a “perder interés” en aquello que hemos estado soportando y empecemos a encontrar un nuevo corazón de amor y bienestar para nosotros mismos?
No, si queremos crear una nueva relación con la Presencia Universal y una Ley que verdaderamente puede trabajar por nosotros.
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Traducción: Rev. Martha Topel
Redondo Beach, CA
