Somos Lo Que Vemos En Los Demas, por Nancy Fagen – Mayo, 2019

Somos Lo Que Vemos En Los Demas, por Nancy Fagen

 reflectionTodo lo que nos irrita acerca de otros puede conducirnos
a comprendernos a nosotros mismos.
Carl Jung

Caminando descalza en el agua fresca de la playa de Asilomar State Beach en Monterey, California, toqué una cosa con mi pie, era un libro viejo, remojado que se movía en el agua. Con curiosidad lo levanté. El título era “Poseer tu Propia Sombra,” por Robert Johnson. Pensando que sería una buena idea ver que mensaje tenía para mi este libro, me acerqué a las rocas y encontré un lugar cómodo para sentarme.

En la introducción el autor menciona la historia favorita del Dr. Carl Jung que dice algo así: El agua de la vida, deseando hacerse conocida en la faz de la Tierra, hizo burbujas en un pozo artesiano y fluyó sin esfuerzo ni límite. La gente de todos lugares iba a beber el agua mágica y fueron nutridos por su pureza. Gradualmente, la gente empezó a ponerle cercas al pozo, a cobrar la entrada. Declararon ser propietarios del terreno a su alrededor, hicieron leyes elaboradas acerca de quienes podían ir al pozo, y cerraron las puertas con candados.

Aunque esto es triste, la maravilla de la historia es que el agua siempre fluye en algún lugar y está disponible para cualquier persona inteligente que tenga el valor de buscar el agua viva en su forma real.

El agua con frecuencia ha sido usada como símbolo del alimento más intenso de la humanidad. Este libro examinaba algunos de los lugares extraños en los que fluye el agua de vida. Una de tales fuentes inesperadas es nuestra propia sombra, ese sitio donde tiramos todas las características de nuestra personalidad que repudiamos. Hacer honor y aceptar nuestra propia sombra es una disciplina espiritual profunda. Nos hace íntegros y, por lo tanto, es sagrada y es la experiencia más importante de toda una vida.

La caminata descalza en la playa me mostró el trabajo que me había trazado.

Proyectándonos Sobre Otros

Lo que nos irrita acerca de los demás con mucha frecuencia es una característica de nosotros mismos que no reconocemos. A esto se le ha llamado “la sombra.” En términos psicológicos, este proceso se llama “proyección,” una transferencia involuntaria de nuestra propia conducta inconsciente hacia otros. Le
parece al que proyecta la característica no reconocida a otra persona que estas cualidades de hecho existen en esa persona.

En mis estudios, he encontrado que uno de los recursos más útiles para tratar con el fenómeno fascinante de reconocer todas nuestras propias características – y por lo tanto de dejar de proyectales nuestra sombra a los demás – viene de un libro de la Dra. Debbie Ford titulado, “El Lado Obscuro de los que Persiguen la Luz.” Ford sugiere que pensemos en este proceso en términos de energía.

Imagina que tienes cien enchufes en el pecho, cada uno representando una cualidad diferente. Esas cualidades que reconocemos y aceptamos tienen cubiertas, son seguras, no tienen electricidad. Pero las cualidades que no hemos reconocido acerca de nosotros mismos sí están cargadas de electricidad. Cuando alguien llega y expresa una de esas cualidades, se conecta directamente con nosotros.

Por ejemplo, si negamos o estamos disgustados con nuestro enojo, vamos a atraer gente enojada a nuestras vidas. Vamos a suprimir nuestro propio sentimiento de enojo y a juzgar a la gente que vemos como que está enojada. Debido a que nos estamos mintiendo acerca de nuestros propios sentimientos, la única forma que los encontramos es verlos en los demás. La otra gente nos refleja nuestras emociones y sentimientos escondidos, lo cual puede permitirnos reconocerlos y reclamarlos.

Instintivamente, nos alejamos de nuestras proyecciones negativas. Es más fácil examinar lo que nos atrae que lo que nos disgusta. Así es que, si me ofende tu arrogancia, se debe a que no estoy aceptando mi propia arrogancia. Esta puede ser arrogancia que estoy demostrando en mi vida y que no veo, o la arrogancia que niego que soy capaz de mostrar en el futuro.

Si me ofende la arrogancia, necesito ver más de cerca todas las áreas de mi vida y preguntarme lo siguiente: ¿Cuándo he sido arrogante en el pasado? ¿Estoy siendo arrogante ahora? ¿Podría ser arrogante en el futuro? Yo de verdad sería arrogante si contestara no a estas preguntas sin haberme mirado a mi misma realmente, o sin haberles preguntado a otros si he sido arrogante con ellos.

Si acepto mi propia arrogancia, ya no me molestará la de los demás. Podré notarla pero no me afectará. Mi enchufe de arrogancia tendrá una cubierta. Es sólo cuando no soy honesta conmigo misma u odio algún aspecto de mi misma que sentiré una carga emocional por la conducta de alguna otra persona.

Desafortunadamente, escribe Anthony Storr en “El Jung Esencial,” “no hay duda de que la gente, en general, es menos buena que lo que nosotros nos imaginamos que somos o que queremos ser.”

Todo mundo lleva una sombra, y mientras menos la acepta concientemente, más obscura y densa es. Si esa sombra se reprime y se aísla de la conciencia, nunca se corregirá y será susceptible de estallar en cualquier momento. Si se convierte en neurosis, invariablemente tendremos que tratar con una sombra considerablemente intensificada. Y si queremos sanarla, debemos encontrar una forma en la que nuestra personalidad consciente y nuestra sombra puedan vivir juntas.

a proyección también tiene efectos positivos. En la vida diaria, la proyección facilita las relaciones interpersonales. Además, cuando suponemos que
alguna cualidad o característica está presente en otra persona, y luego, por medio de experiencias, encontramos que no es así, aprendemos algo acerca de nosotros mismos. Eso incluye la eliminación o desvanecimiento de las proyecciones.

Lo que hemos visto e imaginado en alguien más, debemos reclamarlo a fin de aceptar nuestra propia sombra. Con frecuencia este proceso ocurre al enamorarse y luego dejar de estar enamorado. Esto a menudo sucede, por ejemplo, cuando vemos sólo las cualidades positivas en un líder espiritual admirado, ignorando y no reclamando cualidades similares en nosotros mismos.

Hay Una Urgencia Divina en nuestro interior, impulsándonos siempre hacia la meta. Estamos rodeados por una ley inmutable y efecto. Estamos en la desembocadura del río, pero debemos bajar nuestras cubetas.”

Se Tú Mismo, Lleno del Agua Pura de la Realidad

He apreciado la sabiduría del Juez Thomas Troward por muchos años. En “Las Conferencias de Edinburgh,” escribe, “Nunca temas ser tú mismo. Si la Ciencia Mental no te enseña a ser tú mismo, no te enseña nada. Tú mismo, más de ti mismo, y aún más de ti mismo es lo que quieres – conociendo únicamente que tu verdadero ser incluye el ser interno y más alto que siempre está en contacto inmediato con la Gran Mente Divina.”

En “La Ciencia de la Mente,” el Dr. Ernest Holmes escribe, “Vivimos en medio del bien eterno, pero sólo puede ser para cada uno lo que creamos que este sea. Estamos en la desembocadura del río, pero debemos bajar nuestras cubetas si deseamos que se llenen con las aguas puras de la Realidad.”

“Estamos rodeados por un Espíritu de Inteligencia Viviente y generosidad eterna, amor, bondad y poder que desea expresarse a través de nosotros. Hay una Urgencia Divina en nuestro interior, impulsándonos siempre hacia la meta. También estamos rodeados por una ley inmutable y efecto, y debido a nuestra individualidad divina y la necesidad de experimentar – a fin de llegar al reconocimiento de lo que somos, y de quienes somos – estamos sujetos a las causas que hemos puesto en movimiento. Todo es amor y a la vez todo es ley. Ambos el amor y la ley son perfectos y nosotros, como individuos, podemos expresar sólo lo que realmente creemos y lo que usamos.”
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Traducción: Rev. Martha Topel
Redodo Beach, CA.

 


2020-11-24T12:04:07+00:00
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