El Camino de la Gratitud por Terry Drew Karanen
¿Es Usted Una Persona Agradecida?
Su respuesta inmediata podría ser, “¡Sí!,” acompañada por una mirada que quiere decir, “¿Tiene usted que preguntarlo? No ser agradecido es inexcusable.”
Sin embargo, ¿estamos realmente agradecidos por todo en nuestras vidas? Estar agradecido o ser apreciativo podría no ser nuestro primer pensamiento cuando nos detiene un oficial de la policía, o si nos despiden de un trabajo, o si estamos tratando con una condición médica seria, o si estamos de luto por la pérdida de un cónyuge. No, no nuestro primer pensamiento, ni siquiera algo parecido.
Más tarde, quizá, podríamos encontrar alguna bendición en la mayoría de las tragedias o retos que enfrentamos. Viendo las situaciones claramente después de que nos hemos elevado sobre la ira inicial, el shock o la incredulidad nos da una perspectiva que no está a la mano de inmediato cuando estamos en medio de la circunstancia.
Uno podría argumentar que tratar de hacer de la tragedia algo bueno inmediatamente no es aconsejable para nuestra salud mental. Si somos firmes en nuestra fe de que hay un propósito más alto en todas las cosas, es mucho más fácil cuidar de nuestra angustia mental y emocional al admitir y tratar las emociones que surgen naturalmente en nosotros.
Ya sea que encontremos algo bueno en lo que juzgamos como una mala experiencia—en el momento en que sucede o más tarde—es una decisión intensamente personal. La gratitud por situaciones serias parece contraria a la intuición para muchas personas. En el caso de que alguien muere, podría parecer casi irrespetuoso y falto de amor. Es por esto que nuestra decisión de reconocer o encontrar gratitud o de elegir no ser agradecidos acerca de una tragedia es algo que debemos tomar por nosotros mismos. Lo que es falto de amor en momentos como estos es forzar nuestras opiniones en los demás con respecto a cómo necesitan actuar o procesar sus emociones. Lo único que debemos hacer es amar, apoyar y consolar.
Esperando el Bien con Certeza
Algunas de nuestras emociones, si se dejan desatendidas, pueden transformarse en drama. Usted conoce la rutina: Alguna situación aparentemente insignificante sucede y alguien empieza a gritar desesperadamente, se pone a llorar incontrolablemente o se queda inmóvil. Estas respuestas pueden dejar a cualquiera preguntándose, ¿qué diantres es lo que pasó?
A este tipo de respuesta se le llama algunas veces un “ataque de apilamiento.” ¿Alguna vez ha limpiado un librero y ha empezado a apilar todos los libros cuando de repente el que acaba de poner hasta arriba causó un derrumbe y todos los libros se cayeron al suelo?
El último libro no fue realmente el problema, ¿o si? La verdad es que lo que sea que estábamos apilando se cayó porque se volvió inestable desde antes. La pila se cayó porque ignoramos las señales de advertencia. O quizá nuestros pensamientos estaban en cualquier lugar, menos en la pila que estábamos haciendo, o simplemente no estábamos poniendo atención en lo que hacíamos.
Esto puede suceder en nuestras vidas cuando, en lugar de buscar el bien a nuestro alrededor, estamos esperando que algo malo pase. Se podría pensar en esto como el Complejo de Eeyore, nombrado así por el triste burrito en los cuentos de “Winnie the Pooh.” “Sí, hay sol, pero podría llover en cualquier momento y arruinar el día.” Usted me entiende.
Por supuesto, buscar el bien puede tener sus propias observaciones interesantes. La antítesis de Eeyore es el Síndrome de Pollyanna, nombrado así por la niñita que encontraba siempre algo bueno en todo.
Como en la mayoría de los casos, el “siempre” no existe. Algunos días podemos despertar sintiéndonos deprimidos aparentemente sin ninguna razón. Otros días saltamos de la cama seguros de que podemos matar dragones y dominar al mundo. La mayoría de los días podemos experimentar todas las sensaciones y expresiones de la vida entre las dos situaciones.
La pregunta, entonces, es, ¿espera que su vida funcione, o constantemente anticipa el desastre? Mi difunto padre pasó su vida esperando lo peor, con una infinitud de planes de emergencia en caso de que sus proyectos fracasaran. Decía que de esa forma estaba siempre preparado y nunca quedaría decepcionado. Afortunadamente mi madre proporcionó el equilibrio. Y, sí, crecí con Eeyore and Pollyana, lo cual explica todo, supongo.
Así es que ¿debemos buscar siempre el bien? Quizá no. Lo bueno y lo malo son juicios humanos. Al final de cualquier guerra hay algunos que piensan que fue mala y otros que creen que fue una buena guerra. En lugar de buscar el bien, ¿qué pasaría si esperáramos el bien con certeza y diéramos las gracias por él aún antes de recibir el beneficio?
Admitámoslo, esto puede ser problemático para la gente que cree que debe ver la bendición antes de dar las gracias. Tener la expectativa cierta de las bendiciones en nuestras vidas y estar agradecidos porque ya son nuestras antes de ver la manifestación de esos deseos requiere fe, o confianza, si lo prefiere.
De acuerdo con el Apóstol Pablo, “Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11.1)
Según Pablo, nuestra fe en el resultado deseado no es sólo una expectativa, es una certeza asegurada. Piense en esto en el contexto de sacar dinero de una máquina ATM. Podríamos no pensar en insertar nuestra tarjeta, marcar nuestra identificación y presionar los botones para un retiro de dinero y recibirlo como fe, pero sí lo es. Tenemos una certeza asegurada, si no absoluta, de que vamos a recibir el dinero.
¿Cómo es entonces que tenemos más fe o confianza en una máquina construida por los humanos, que requiere mantenimiento frecuente, que la que tenemos en el Poder Absoluto del Universo?
Podría ser porque la esperanza no es todo lo que se ha creído, por lo menos según el fundador de la filosofía Ciencia de la Mente, el Dr. Ernest Holmes. En la parte tres de la introducción del libro de texto de la “Ciencia de la Mente,” escribió lo siguiente con respecto a nuestro enfoque para efectuar un cambio en nuestras vidas: “Esperar es bueno es mejor que desesperar, pero es una ilusión sutil y un compromiso inconsciente, y no tiene lugar en un tratamiento mental efectivo (oración afirmativa).”
En otras palabras, necesitamos ir mucho más allá de la esperanza—seguros o no—a la fe firme en un Poder que es más grande que nosotros y al que tenemos acceso directo. Pero, podría usted preguntar, ¿cómo podemos ir más allá de las apariencias de lo que tenemos enfrente a un fundamento de fe? El camino más rápido y eficiente es por medio de la gratitud.
Agradecidos por Lo Que Tenemos
La propaganda dice que necesitamos el último aparato, el automóvil del año o las ropas más de moda para ser felices. Si comparamos las caras amargadas de los dirigentes de las corporaciones en América con los ojos sonrientes de los niños jugando en la tierra, sabemos que simplemente no es así. Creer en el materialismo significa excelentes informes de ventas y pagos de dividendos, pero afecta poco el gozo duradero, el amor y la paz.
Merecemos ser felices y sí, eso puede incluir, y generalmente incluye, tener posesiones y cosas de todo tipo. Sólo tenemos que recordar que las cosas que atesoramos no son la fuente de nuestra felicidad. Por ejemplo, alrededor de nuestro patio tenemos arbustos de otoño. Al empezar la primavera los arbustos producen pequeñas flores blancas, agrupadas en ramitos. Por dos semanas aproximadamente los jardines alrededor de nuestra casa tienen ese definido aroma dulce. Ese gozo, esa reconfortante satisfacción de belleza y aroma delicioso no se pueden comprar.
A través de los años hemos aprendido a apreciar estos momentos fugaces de gozo en nuestros jardines, ya sea las flores de la primavera o el viejo arbusto de glicinias en nuestro patio del frente. Vemos las flores de los pensamientos reaparecer fielmente. En otras palabras, buscamos el gozo, apreciamos la belleza, pero permanecemos agradecidos a través del año por lo que va a llegar antes de que aparezca.
Nuestros pensamientos enfocados producen resultados equivalentes. Si constantemente nos estamos quejando acerca de lo que no tenemos continuaremos viendo menos de lo que quisiéramos. Por el contrario, si somos conscientes de nuestros alrededores, y conscientes de cada bendición, eso también culmina en más de lo mismo.
En su libro clásico, “The Science of Getting Rich, (La Ciencia de Hacerse Rico),” Wallace D. Wattles nos dice por qué la gratitud constante crea el espacio para la vida que deseamos: “La razón es simplemente que la actitud mental de gratitud lleva la mente a un contacto más cercano con la fuente de donde vienen las bendiciones.”
¿Suena esto como si expresar las gracias continua y conscientemente diera por resultado vidas más completas y felices, y el descubrimiento de que es muy poco lo que nos falta? Espero que sí porque yo puedo dar testimonio de que esto es completamente cierto.
Yo estoy muy feliz con mi vida, pero hace como un año decidí incrementar mi nivel de gozo y satisfacción. Una de las actividades diarias que añadí a mi régimen de prácticas de plena conciencia fue comprar un hermoso diario para usarlo cada noche antes de irme a dormir. En él anoto tres cosas por las cuales estoy agradecido. Algunas veces es estar agradecido de que no me enojé por nada, pero generalmente es acerca de la gente, lugares o cosas por las que ya he dado las gracias.
En lugar de llevar mis problemas a la cama, llevo mi gratitud a un sueño mucho más tranquilo. A la mañana siguiente despierto agradecido por el tiempo que tuve para regenerarme y con una anticipación alegre por el nuevo día. ¿Esto parece sencillo? Sí, lo es.
Lo Grandioso Es Que Sí Funciona.
Nos perjudicamos mucho cuando esperamos que el cambio exija alguna acción difícil, de naturaleza esotérica, o algo que sólo los iluminados espirituales hacen. Somos seres espirituales teniendo una experiencia espiritual en el plano terrenal. Como tal, ya somos tan espirituales como podremos llegar a ser.
Lo que podemos hacer, sin embargo, es volvernos más conscientes de nuestra naturaleza espiritual, lo cual olvidamos con frecuencia. Tenemos en nuestro interior el poder de cambiar nuestras vidas y nuestras experiencias con sólo cambiar nuestros pensamientos. El primer paso es ser agradecido por todo lo que ya tenemos. Sólo entonces podremos, como escribió Holmes, besar los labios de nuestro deseo.
EMPIECE UN DIARIO DE GRATITUD.
¡CON SOLO TRES COSAS AL DIA SE ENCIENDE EL CAMBIO!