El poder del perdon, el regalo que sigue dando, por Anthony J. Diaz – Diciembre 2018

El poder del perdon, el regalo que sigue dando, por Anthony J. Diaz

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Nunca olvides los tres poderosos recursos que siempre están disponibles para ti: amor, oración y perdón.

— H. Jackson Brown Jr.

¿Te puedes acordar de que cuando eras más joven jugabas con tus amigos sin ninguna preocupación en el mundo? Yo sí, y lo que flota al centro de mi memoria es que teníamos muchos desacuerdos — algunos pequeños, otros quizá más acalorados.

Al mirar atrás, mis recuerdos de los resultados siempre eran los mismos. No importa cuanto hayamos peleado, siempre encontrábamos una salida para reconciliarnos y seguir avanzando. Permanecer siendo amigos era más importante que quedar enojados uno con otro.

En retrospectiva, al ir madurando mis amigos y yo, nuestros desacuerdos parecían ser más difíciles de solucionar. Reconciliarnos y seguir adelante no era tan fácil como antes. Algo había cambiado. ¿Qué era lo que de niños hacía tan fácil salir de los conflictos? ¿Qué es lo que se interpone cuando somos mayores?

Es uno de los más grandiosos regalos que puedes darte:  perdonar. Perdona a todos.

— Maya Angelou

De hecho, la respuesta es la misma para ambas preguntas: el perdón. Cuando nos convertimos en este ser físico, todos somos bendecidos con los mismos tesoros internos, conociendo sólo el amor, el gozo y la felicidad. La única prueba que necesitas es ver un niño pequeño.

La característica innata de estas miniaturas de seres humanos es que no tienen experiencia externa que los afecte; los tesoros de ser amados, aunados con gozosa inocencia y auténtica felicidad los conduce — como a nosotros — durante la infancia; ayuda a guiarlos a través de las dificultades que surjan con los demás.

El proceso de superar los desacuerdos de la niñez es de hecho el resultado de lo que ahora conocemos como el perdón.

Podemos no haberlo sabido entonces, pero muchas veces resolver el conflicto y poder salir de él fue un efecto de perdonar a nuestro amigo o a nosotros mismos por lo que había ocurrido. Puede haber sido por medio de una disculpa o de olvidar lo que pasó y volver a las cosas importantes — divertirnos.

No tener muchas experiencias en que basarnos en esa época de nuestra vida nos permitió el acceso a los tesoros puros del amor, el gozo y la felicidad.

Con Mucha Frecuencia Vivimos de Nuestra “Gran Historia”

Perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que el prisionero eras tú.

— Lewis B. Smedes

 Al ir creciendo, nuestras vidas se llenan con innumerables experiencias y éxitos: graduarse de la universidad, conseguir el  primer trabajo, casarse. También podemos experimentar pérdidas, ya sea luto por la muerte de un familiar o amigo, ser despedido del trabajo o sufrir un divorcio. Todos estos eventos crean una historia — una “gran historia” — en la que nos basamos para responder a experiencias futuras.

Por lo tanto, ¿qué tiene que ver esto con el perdón? La realidad es que cada vez que revivimos nuestros resentimientos pasados repetimos la misma gran historia que nos mantiene en nuestro estado personal de esclavitud, del que sólo nosotros podemos liberarnos. Y el perdón es la clave. ¿Cómo es eso? Nos invita a escribir un nuevo tema para nuestra historia.

Perdonar Empieza en Casa

Lo perdono todo y soy perdonado por todo y por todos.

— Ernest Holmes

Nuestra habilidad de perdonar cuando éramos más jóvenes y nuestra habilidad ahora ambas se basan en lo que hemos experimentado hasta ahora. La falta de experiencias en la vida cuando éramos niños nos permitió conectarnos más fácilmente con la divinidad en que nacimos: ese lugar de amor incondicional gozo y felicidad.

Al crecer y tener más experiencias en la vida, esta historia puede afectar nuestra habilidad de beneficiarnos de esa esencia divina, haciendo el perdón más retador. Si hemos sido heridos antes, esas experiencias pueden afectar nuestra decisión de perdonar cuando se presenta una situación similar nuevamente.

El concepto “Perdonar es Dar” capta la esencia de la dádiva. Es verdaderamente dar y es un regalo que podemos dar no sólo a los demás sino a nosotros mismos. Como practicante, he encontrado que muchos de aquellos con los que trabajo tienen dificultad en perdonar a los demás. Lo que he descubierto, no sólo en ellos sino en mi mismo, es que cuando no nos podemos perdonar por algo que hemos dicho o hecho, puede hacer difícil, si no imposible, perdonar a los demás.

Por lo tanto, es verdad que el dar empieza en casa. Cuando podemos ver hacia atrás aquellas veces en que no fuimos lo mejor que podíamos y somos amables con nosotros mismos, este acto de bondad hacia nosotros puede permitirnos perdonarnos.

Recientemente, tuve un hermoso intercambio con un miembro de mi familia acerca del perdón. Esta persona querida encontraba difícil perdonar a otros por cosas que se dijeron e hicieron en el pasado. Exploramos como el efecto de no perdonar pesaba grandemente y había tenido un costo – mental, física, emocional y espiritualmente. Animé a esta persona a ver el perdón como una liberación del dolor y cómo esa elección consciente de dejar ir esos errores pasados podía permitir una respuesta diferente.

El dolor de esas experiencias pasadas puede ser un obstáculo para liberar esa ofensa. Al mismo tiempo, no poder perdonar permite que esa experiencia – y la otra persona involucrada – continúen teniendo poder sobre ti. Al mantener esa experiencia viva dentro de nosotros, le permitimos que se interponga en el camino de liberar ese dolor.

Encontrando el Camino al Perdón

El perdón no es siempre fácil. A veces, perdonar a quien causó la herida que sufrimos se siente más doloroso que la herida misma. Y aún así, sin el perdón no hay paz.

— Marianne Williamson

En 2006, experimenté un momento que cambió mi vida para siempre. Habiendo  regresado recientemente a Orlando, Florida después de mi divorcio, estaba ansioso de asistir a la conferencia anual de la Hay House, “Yo puedo hacerlo.” El orador principal era el fallecido Dr. Wayne Dyer, que se había convertido en mi mentor debido a la forma en que transformó su vida después de sus múltiples retos.

Dyer empezó su plática acerca de su nuevo libro sobre los 81 principios del Tao Te Ching. Compartió uno de ellos que se enfocaba en el perdón. Fue una experiencia que nunca olvidaré. Aunque había muchos cientos de gentes en el salón, sentí como si estuviéramos solamente Dyer y yo. Mi pluma no podía escribir tan rápido como sus palabras saltaban a mi diario.

El compartió su pasado acerca de ser retado a perdonar a su padre. Se dio cuenta que hasta que perdonara a su padre por abandonar a su madre y a sus hermanos, no podría avanzar con la vida que lo estaba esperando.

Dyer también se dio cuenta de que necesitaba perdonarse a sí mismo por la ira y el resentimiento que había llevado — los sentimientos que se interponían en el camino de tener relaciones sanas y la vida plena que anhelaba.

Me rendí y me di cuenta del regalo que acababa de recibir. Comprendí el trabajo de perdón que necesitaba hacer conmigo mismo y acerca de la pérdida de mi matrimonio.

Al levantarme para salir, miré hacia atrás y a través del mar de gente, ahí estaba mi ex-esposa avanzando hacia mi. Pareció algo irreal, como una imagen en cámara lenta. Al acercarnos el uno al otro, avanzó y me abrazó. Ese momento pareció una eternidad. Nos miramos uno al otro y luego se alejó. Sin saber de qué iba a tratarse esta plática, los dos oimos lo que necesitábamos para empezar el trabajo de sanarnos y seguir adelante.

Este fue otro ejemplo de la conspiración del universo en nuestro favor que nos mostró lo que necesitábamos aprender acerca del poder del perdón — cuando escuchamos.

Suéltalo, Déjalo Ir y LibérateLa paz sólo puede alcanzarse cuando practicamos el perdón. Perdonar significa dejar ir el pasado.

— Gerald Jamposlky

Si el perdón es difícil para ti, te invito a probar algo diferente. Piensa en una situación en la que te sentiste perjudicado o herido. Recuerda a la otra persona involucrada y repite la siguiente afirmación:

Libero y avanzo a través de esta experiencia y del poder que tiene sobre mi con toda facilidad. Abandono toda pena y dolor que sentí sabiendo que ya no tienen ningún poder en mi vida. Estoy abierto a aquellas experiencias que me sirven y me apoyan en mi jornada.

Al liberar el poder que una experiencia y otra persona han tenido sobre ti, quedas en libertad. Al hacerlo así, puedes dejar ir la pena y el dolor que sentiste y llenar ese espacio con la gente amable y las experiencias que deseas.

El perdón puede suceder ahora mismo, como el regalo en  el árbol de Navidad que no sabíamos que queríamos pero que estamos tan emocionados de desenvolver.

Desenvuelve tu regalo, y goza verdaderamente de la magnificencia que el perdón te puede traer.

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Traducción: Rev. Martha Topel

Redondo Beach, CA

 


2020-11-24T12:15:00+00:00
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