Usando El Poder, por Ernest Holmes – Agosto, 2016

Usando El Poder, por Ernest Holmes

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Lo que tú y yo necesitamos, más que nada y por sobre todo lo demás, es una confianza tranquila de que hay un Poder más grande que nosotros, y que lo podemos usar. Y habiendo llegado a esta simple conclusión, no debemos gastar nuestro tiempo proclamando que hay un Poder. En vez de eso, debemos usar nuestro tiempo demostrando que este Poder existe. Debemos usar nuestro tiempo investigando precisamente cómo funciona en nosotros y a través de nosotros, lo que significa para nosotros individualmente y lo que podría significar para el mundo entero si cada uno lo conociera y aprendiera a usarlo.

El Poder que es más grande que tú y que yo, como humanos, ya existe en el centro de nuestro ser. No es algo que tengamos que buscar; no está escondido en una mina profunda; no está perdido en el desierto; no está obscurecido por la niebla que cubre los Alpes elevados mostrando su grandeza a nuestra mirada de admiración sólo ocasionalmente. Está allí también, en todos esos lugares, pero más que en ningún otro lugar, ese Poder está dentro de nosotros, y aún más que cualquier otra cosa, y más que todas las demás cosas, necesitamos amar y crear, ser sanos y felices, y unirnos con otros en traer el Reino del Cielo a la Tierra.

Supongamos que aceptamos este desafío, individual y conjuntamente, y estamos de acuerdo en demostrar que Dios no nos ha dejado solos para abrirnos camino por la vida, peones en el juego de ajedrez de la casualidad. La forma de empezar es, como debe ser, simple y directa. Primero, debemos creer en el Poder. Después debemos creer que este Poder está exactamente donde estamos. Y, por supuesto, tenemos que comprender que es un Poder del Bien. Luego debemos darnos cuenta que ese Poder fluye a través de nosotros, opera en nosotros y que su instrumento es nuestra mente. Y después, debemos empezar justo donde estamos porque no hay otro lugar donde poder empezar.

Quizá tengamos que comenzar en formas pequeñas, nada más diciendo: “Hoy acepto la presencia de este Poder. Hoy creo que está operando en todos mis asuntos. Hoy acepto que hay una Guía Divina que me dice que hacer. Hoy afirmo que hay un Poder que va frente a mi y me abre el camino. Afirmo que este Poder es Amor y Vida. Afirmo que la Divina Presencia es una presencia de gozo y felicidad. Y afirmo que hay algo dentro de mi que sabe que hacer en cada circunstancia y en cada situación. Me alejo de todo lo que parece confuso y ya no escucho a eso que niega la realidad de Dios en mi experiencia. Permito, creo, acepto y se.

Al principio, cuando empezamos esta práctica silenciosa de afirmar el Poder Divino, toda clase de emociones internas y argumentos aparecen para perturbar la mente, como si fuéramos una casa dividida contra sí misma. Algo más dentro de nosotros parece decir: “Quizá. ¿Estás seguro? Piensa en todas las cosas malas que te han sucedido. Piensa en todo lo que te falta y que quieres, y en la limitación, en tus dolores físicos, en tus circunstancias limitadas.”

Estos argumentos vienen de nuestra experiencia anterior, pero no te preocupes por ellos.

Argumentos de carencia y limitación… surgen debido a nuestras experiencias previas, pero no te preocupes demasiado acerca de ellas.
Sólo son pensamientos tratando de perturbar la mente. Simplemente diles, “Paz. Permanece en la calma.” Simplemente queda tranquilo, y sabe, y cree y permite. Si sigues este sencillo procedimiento, pronto encontrarás que estos argumentos gradualmente disminuyen hasta que finalmente desaparecen, y tus pensamientos se vuelven una afirmación directa, consistente y persistente de la Presencia y el Poder y la Gloria del Dios eterno.

Probablemente, la señal más esperanzadora es el hecho de que millones de gentes en todo el mundo están haciendo ahora un esfuerzo por demostrar en sus vidas, y en las vidas de otros, que hay un Poder espiritual que puede ser usado para propósitos definidos. Hay bastante evidencia de que este Poder está siendo usado y que está produciendo resultados. Difícilmente puedes abrir una revista o periódico hoy sin encontrar una referencia a este Poder o un ejemplo de una persona que lo ha usado.

Pero rara vez cualquiera de estos artículos analiza el significado de la fe y nos dice qué es y nos muestra exactamente como usarla. Es como si hubiéramos encontrado una nueva energía pero no sabemos como funciona, y no hemos desarrollado técnicas para su uso. De aquí que siempre hablemos acerca de ella pero nunca alcancemos realmente el punto donde se vuelve la estrella que guía toda nuestra vida – una luz que brilla en la obscuridad, una roca en una tierra gastada, un oasis en un desierto. Y cómo tú y yo necesitamos la sombra de esa roca; qué profundamente necesitamos todos beber de este oasis para que nuestro desierto también florezca como la rosa y nos traiga consuelo y sustento.

Todo tiene poder espiritual pero sólo unos cuantos lo usan conscientemente. Con el tiempo, aún cantidades más grandes de gente van a hacer uso consciente de este poder hasta que finalmente la mayoría de la humanidad sea guiada por esa inspiración interior que guía correctamente los pies de la gente. Muchas de las preguntas que ahora dejan a la gente perpleja en el orden social y económico serán entonces contestadas permanentemente.

Revelando la Presencia

Hay una Presencia viviente detrás de cada personalidad, eternamente fluyendo dentro de ella. La ciencia nos dice que no existe sino una energía y substancia en el universo. Emerson dijo que “hay una mente común a toda la gente.” Y en Deuteronomio se lee: “Escucha, oh Israel: El señor nuestro Dios es el único Señor.”

La Verdad es una e indivisible. Ya que existimos, debemos ser parte de esa Verdad. Somos uno con Ella. No existe sino Una Persona en el universo – Dios, el Espíritu supremo. La personalidad de cada uno es una representación única de esta Persona Unica en la que “vivimos, nos movemos y existimos.”

Cada personalidad está apoyada por el Espíritu.

La Presencia viviente está por siempre fluyendo libremente dentro de nosotros.
Sólo existe una Verdad y es indivisible: Ya que existimos,
debemos ser parte de esa Verdad.

Sólo existe Una Persona en el Universo.

El Espíritu de Dios es una Totalidad íntegra e indivisible. Llena todo el tiempo con Su presencia y todo el espacio con la actividad de Su pensamiento. Todo es una encarnación de Dios, y una única encarnación. Todo está enraizado en la Unica Vida.

Tu esfuerzo, entonces, no es tanto encontrar a Dios como lo es reconocer la Presencia de Dios y entender que esta Presencia siempre está contigo. Nada puede estar más cerca de ti que eso que es la esencia misma de tu ser. Tu búsqueda exterior culmina en el descubrimiento más grande posible, encontrar a Dios en el centro de tu ser.

La Vida fluye desde tu interior.

La Totalidad es nuestro derecho Divino de nacimiento.

Debemos aproximarnos al Espíritu como si estuviera allí, la Realidad inmutable que corre por todos los cambios, dentro de nosotros mismos. ¿Cómo se hace eso? Por medio de la mente porque la mente es lo único que puede reconocer la aceptación mental de la vida.

¿Por qué entonces, si eso es cierto, no somos perfectos en este momento? Yo puedo concebir que somos potencialmente perfectos en este momento; al librarse nuestra mente de sus ilusiones, y al despertar nuestra conciencia al conocimiento de la Divinidad inherente dentro de nosotros, seremos más perfectos. Cuando tú y yo gradualmente despertamos a nuestra divinidad y perfección, éstas se despiertan para nosotros.

Debemos entrenar nuestra mente a creer que hay una Presencia espiritual dentro de nosotros que nos guía, controla, consuela y sana. Gentil pero firmemente eliminamos de la mente esos pensamientos que niegan esta creencia. Protegemos nuestro pensamiento contra las declaraciones negativas, contra la incredulidad, hasta que gradualmente vivimos en el lado afirmativo y constructivo de la vida.

Cura tu mente
de las ilusiones…

Somos perfectos en este momento.
Debemos entrenar nuestras mentes a
conocer la Presencia espiritual.

No existe ningún ser vivo que no pueda practicar este método simple de sanar la mente. No rechaces ninguna bondad o consuelo que pueda llegar en el plano físico, pero date cuenta de esto: existe eso que trasciende lo físico, que es el constructor, creador, sostenedor y árbitro de su destino. Hay algo en cada uno de nosotros que es trascendente. Al aprender a escuchar a esta Presencia interior, al tomar nuestro impulso de Ella, nos fortaleceremos en mente y cuerpo y en todos nuestros asuntos; nos acercaremos aún más al patrón Divino dentro de nosotros.

¿Cómo podemos practicar la Presencia de Dios a menos que creamos que Dios está exactamente donde estamos? Dios y Vida son lo mismo, y nosotros estamos viviendo en Dios y en la Vida, porque todo lo que hacemos, decimos y pensamos es la Vida viviendo a través de nosotros, expresándose en nosotros.

Hemos estado buscando demasiado lejos. Hemos estado demorando demasiado el evento divino. Por eso, empecemos de nuevo y hoy mismo a practicar y revelar la Presencia de Dios en la gente, en las cosas, en los acontecimientos. En cada acto creativo, en cada pensamiento y palabra, hasta que finalmente aprendamos a encontrar a Dios en todos lados. No el Dios que era, no el Dios que va a ser, sino el Dios que es ahora.

Permaneciendo en la Paz

Hay paz en el centro de tu ser, la paz que puede sentirse durante el día y en la frescura de la noche cuando has vuelto del trabajo y la primera estrella brilla en la suave luz del cielo. Cubre la Tierra quietamente, tiernamente, como una madre cuida de su hijo. Contemplando su presencia, declara para ti mismo:

En esta paz que me envuelve tan tiernamente encuentro la fuerza y protección contra todo miedo o ansiedad. Es la paz de Dios en la que siento el amor de la Divina Presencia.

Estoy tan consciente de este amor, de su protección, que toda sensación de miedo se aleja de mi como la niebla se desvanece en la luz de la mañana. Yo veo la bondad en todo, a Dios personificado en toda la gente, en la Vida manifestada en todo lo que sucede.

El Espíritu no está separado de las personas o los acontecimientos; yo veo que lo une todo consigo mismo, vitalizándolo todo con Su energía, creándolo todo con Su propia imaginación divina, rodeándolo todo de paz y quietud y serenidad.

Yo soy uno con esta paz profunda y permanente. Yo se que todo está bien.

Paz

Reconoce la paz interna que te sostiene tan tiernamente. Encuentra allí la fortaleza y la protección.
Siente el amor de Dios.

 


2020-11-24T12:05:41+00:00
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