Dios no está Allá Arriba, por Jayne Gardner, Ph.D – Octubre 2017

Dios no está Allá Arriba, por Jayne Gardner, Ph.D

god in everything

Todos tenemos el poder espiritual de resucitar a los muertos,
pero no creemos que lo tenemos…
El hombre tiene poder ilimitado a su disposición.
– Ernest Holmes

Nuestra creencias limitativas acerca de Dios nos oprimen y nos impiden vivir la vida en toda su plenitud. Cuando nos enfrentamos con límites, nos lanzan fuera de la ruta de una vida poderosa. ¿De dónde vinieron estos límites acerca de Dios?

Hace dos mil años, no teníamos poder. Mucho tiempo antes de que palabras tales como “iglesia” o “cristiano” fueran siquiera pensadas por la mente humana, dos de los principales seguidores de Jesús de Nazaret surgieron para convertirse en los portavoces de su mensaje. Uno fue un hombre llamado Simón Pedro y la otra una mujer de nombre María Magdalena.

Pedro creía que Jesús era divino mientras que él mismo no lo era. Pedro sólo pudo comprender el mundo que él podía ver; Magdalena pensaba diferente. Ella creyó que la divinidad estaba en cada uno de nosotros y comprendió que el proceso de la creación se realiza en el mundo invisible. Pedró tomó una interpetación literal del mensaje de Jesús y nos enseñó que sólo Dios puede crear. La interpretación de Magdalena del mensaje de Jesús fue que todos somos creadores y tenemos el poder inherente de nuestro creador.

La interpretación de Pedro de estos mensajes tuvo influencia en la iglesia, ya que los líderes religiosos decidieron qué mensajes y evangelios se incluirían en la Biblia y cuales se dejarían fuera. Como resultado, muchos nunca conocieron la versión de Magalena acerca del mensaje de Jesús. Según la historia, al aceptarse de la interpretación de Pedro del Mensaje de Cristo, fuimos despojados de nuestra divinidad.

La Historia No Escrita
En un viaje reciente al sur de Francia, me sorprendió encontrar tantas iglesias, estatuas y calles con el nombre de Magdalena. En esa visita descubrí una Magdalena diferente de la que había descubierto en la Escuela Dominical – una mujer tanto única como poderosa. En verdad, comprender su criterio específico de la divinidad me ayudó a reconocer algunas ideas limitativas que yo tenía acerca de Dios.
En mi investigación, encontré que Magdalena no estaba interesada en crear poder en cantidades — sólo en enseñar a la gente a amarse a sí mismos y a los demás. Magdalena expresaba su verdad en reuniones de la ciudad. De sus enseñanzas no se formó ninguna institución o iglesia, pero sí una forma de vivir.

Esta forma de vivir ofrecía las enseñanzas de Jesús como amor incondicional y unidad con Dios. Su mensaje se llamaba, “El Camino,” y significaba que la forma de una vida significativa era usar la vida de Cristo como ejemplo – en lugar de excepción – de cómo vivir nuestras vidas.

Magdalena pensó que Jesús vino a cambiar nuestra idea de Dios. Sus “sacerdotes” eran en su mayoría mujeres que creían que teníamos lo divino dentro de nosotros.

El Peligro de las Ideas Limitativas Acerca de Dios

Trabajando como psicólogo por los últimos 30 años, he observado en mis clientes el efecto negativo de las creencias limitativas acerca de Dios en sus relaciones con el dinero, las posesiones, la salud y con ellos mismos.

La forma en que están conectados los cerebros de mis clientes en base a sus primeras creencias sobre Dios afecta profundamente sus vidas y su bienestar.
En la raíz de nuestros limites hay una idea de Dios como un padre sentado allá arriba en el cielo, dominándolo todo completamente. ¿Qué otras creencias limitativas se han transmitido durante los últimos 2,000 años?

– Dios está allá arriba en lugar de “en” mi.
– Mi destino está en las manos de Dios, no en las mías.
– Nací siendo pecador.
– Las mujeres son inferiores a los hombres.

El solo hecho de leer esta lista explica como las guerras, la discrimiación sexual, los prejuicios religiosos y una desesperanza generalizada están enraizados en nuestras creencias sobre Dios – creencias que nos despojan de nuestro poder así como de la necesidad de ser responsables de nuestras propias vidas.

Nuestro ADN

Una sugerencia: Vamos a crear a Dios a la imagen de quien queremos llegar a ser. Las enseñanzas de Magdalena de aceptación incondicional de nosotros mismos y los demás sería un gran lugar donde empezar.

¿Qué pasaría si la religión del futuro consistiera en amar y aceptar a cada persona como nuestro igual, y a la vez hacernos responsables de los poderes divinos dentro de nosotros? Quizá necesitamos examinar lo que hemos almacenado en nuestras mentes subconscientes a través de los años. O, como dice Carl Jung, “Hasta que hagas que lo inconsciente sea consciente, dirigirá tu vida, y lo llamarás destino.”
Dios está en nosotros, alrededor de nosotros y a través de nosotros. Integrémonos con Dios y encendamos este poder interno.

Decidamos creer que Dios está en nosotros. Para esto, re-eduquemos y re-conectemos nuestras cerebros con las vías neuronales ilimitadas que fluyen a través de nosotros con la inteligencia y la fuerza innatas de un río que fluye.

Aprendamos a usar nuesta inteligencia divina para caminar sobre el agua y resucitar a los muertos.

Algunas creencias poderosas podrían ser:

– Dios está en mi y a mi alrededor
– Soy ilimitado
– Dios es el equilibrio entre las energías femeninas y masculinas
– Todos somos uno.

Atrévete a creer que con los pensamientos y creencias correctos, existe un sinfín de posibilidades para lo que podemos ser y hacer en este mundo.
Si aceptamos el criterio de Magdalena acerca de Dios, nuestro camino a una vida poderosa se revela por sí mismo, y los obstáculos se vuelven espejismos que vemos en la distancia pero que desaparecen cuando nos acercamos.

¿Qué hubiera pasado si hace 2000 años
hubiéramos conocido el criterio de Magdalena
de que Dios está en nosotros?

¿Qué pasaría ahora?

 


2020-11-24T12:43:42+00:00
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